Colaboradores como agentes de cambio
Dueños, jefes, empresarios, colegas, líderes de proyecto… anhelamos que las personas que trabajan con nosotros sean agentes de cambio, es decir, que agreguen valor a todo lo que hacen, a través de sus distintos roles y responsabilidades a la hora de comunicar hacia adentro. ¿Cómo lograr esto?
Toda empresa tiene misión, visión y valores. Para cumplir con su misión, la compañía debe orientar la suma de acciones que se desarrollan en su interior hacia ese “norte”. Como los girasoles al sol.
Ahora, quienes conforman una empresa son personas. Y las personas piensan, sienten, hablan diferente, interpretan distinto, tienen cosmovisiones disímiles… parece haber más diferencias que similitudes. Ahí está el desafío.
¿Cómo hacer que todas las personas que trabajan en una compañía logren alinearse tras un objetivo corporativo, actuando diariamente en función del mismo? Por lo pronto, lo primero que tienen que saber es cuál es el objetivo corporativo. Conocerlo. Pero conocerlo no es entenderlo, así que el segundo paso será explicarlo de manera que lo puedan internalizar. La internalización del objetivo corporativo (o de negocio), permitirá que cada uno dilucide cuál es su contribución diaria a esta meta. Y descubra que no “está picando piedra, sino construyendo una catedral”.
Luego vendrá el desafío de cada jefe de supervisar -respetando los niveles jerárquicos- la tarea de cada empleado y de acompañarlo para que éste, en el torbellino diario, no se desvíe del objetivo corporativo (o de re-orientarlo en caso de que lo haya hecho). En todo este proceso, la comunicación es fundamental.
Validar el objetivo organizacional, traducirlo en focos (o mensajes clave) y transmitirlo a través de vehículos (medios masivos u acciones interpersonales) a todos los estratos de la empresa (adaptado al perfil de cada público interno), permitirá transformar a los colaboradores en agentes de cambio, que generen un impacto o magnitud organizacional favorable. Un proceso win-win, donde todos los actores se ven favorecidos.
Pero hay que estar en cada detalle, en cada palabra, en cada momento, en cada tilde, en cada medio, en las formas, en los gestos, en las acciones. Porque todo comunica. Y en la coherencia estará el éxito.