En Comunicación Interna todos juegan, pero tú diriges al equipo.
En materia de Comunicación Interna, casi todo el mundo está dispuesto a darte un consejo. Y cuando decimos “casi todo el mundo” no nos referimos a tus compañeros de área de HR o Comunicaciones ni a tu jefe. No hablamos tampoco de profesionales de la comunicación, sin importar su posición dentro de la pirámide organizacional. Hablamos, más bien, de todos los colaboradores: desde el becario que lleva una semana en la empresa hasta la secretaria del Director Financiero o, por qué no, el mismo CEO. Sí, realmente todos estarán mirando lo que haces y tú bien sabes que la primera en ser culpada de todos los males, es la (falta de) Comunicación Interna.
Surge, entonces, una duda fundamental: ¿por qué se sienten legitimados para dar sus opiniones? Simple: la comunicación interna se hace entre todos, es decir, todos juegan. Toda aportación realizada sirve, sin importar de qué persona o área provenga. De hecho, es positivo que los colaboradores se vean alentados a colaborar con la CI. Pero lo cierto es que (¡gracias al universo!) el rol de “responsable de comunicación interna” se está formalizando cada vez más en las empresas. Y, en este juego, es esta persona quien actúa como director técnico de un equipo multitudinario.
Igual sea el momento de que saques provecho de esta tendencia y encuentres el lugar apropiado en tu organización. Quien ocupe ese cargo, debe poder guiar a los colaboradores a través de las distintas situaciones por las que atraviese la compañía. Porque una cosa es tener don de comunicador nato y otra muy distinta es gestionar la comunicación interna con el fin de un determinado objetivo. Por lo tanto, será de suma importancia tener la habilidad de armar una estrategia de Comunicación Interna que no solo establezca objetivos de mediano plazo sino que también contemple los temas clave para la empresa, los temas que preocupan a sus interlocutores, la estrategia de medios internos y el retorno que quiere obtener de los colaboradores. Por supuesto (tema que profundizaremos más adelante), tendrá también que contemplar la manera de evaluar este plan.
A la luz de lo dicho, cuando nos ponemos a analizar los consejos recibidos, en muchas ocasiones (por no decir la mayoría de las veces) veremos que no suelen responder a un objetivo comunicacional o carecen de distinciones de estrategia, no tienen consideraciones técnicas (costes, impactos laterales, permisos, esfuerzos posibles) y suelen ser (obviamente) subjetivos, sin sustento teórico o análisis profundo de la situación a comunicar. Sin embargo, debemos considerarlos tan válidos como cualquier otro, debido a que son estos colaboradores quienes hacen posible el juego. Quizás, tu inteligencia como comunicador resida en recolectar estas ideas, comentarios y opiniones de manera sistemática y ordenada para capitalizarlos. Nunca olvides que, en términos de Comunicación Interna, todos participan pero tú la gestionas y debes velar por los resultados de tu gestión.