Mitología griega aplicada a las empresas
En las organizaciones tradicionales, que no se describen como holacracia (esas donde no hay un jefe, sino que todos se consideran pares), suele existir una cadena de mando muy clara y bien definida originada en el organigrama. Es así que contamos con líderes de diversa índole, además de otro tipo de roles a lo largo y a lo ancho de la pirámide.
Hoy queremos focalizar en los líderes, especialmente en aquellos que no son los más convencionales. En esos que creen que su trabajo es simplemente dar órdenes y esperar a que los colaboradores se ajusten a las mismas. Es decir, los líderes Procusteanos.
¿Y eso?
Hace unos meses descubrimos este término leyendo un artículo que nos pareció súper interesante. Hablaba de Procusto, una figura de la mitología griega, aplicada dentro de las empresas.
El término es ampliamente aplicado a distintas áreas; en ciencia, cuando se habla de lecho de Procusto se hace referencia a una falacia en la que se tratan de forzar los datos para que se adapten a la hipótesis formuladas. En matemática, es el proceso por el cual se eliminan las diferencias de traslación, rotación y escala entre las formas geométricas. En informática, se trata de una cadena de longitud fija que almacena textos alargados o truncados para que se adapten a la longitud deseada.
Entonces, siguiendo esta lógica, una organización procusteana es aquella que parte de la idea de que es la persona quien debe adaptarse a la organización, y si hay “desvíos”, deben ser neutralizados.
¿Quién fue Procusto?
Uno de los tantos hijos de Zeus, esta figura mitológica era conocida por ofrecer alojamiento a aquellos viajeros solitarios que vagaban por las colinas en Grecia. Les ofrecía una cama para pasar la noche. Y, mientras dormían, les alargaba las extremidades o se las cortaba, dependiendo de si la cama era más larga o más corta que la estatura del viajero.
Fuera del molde
Pero volviendo a la empresa, ¿qué pasa con los colaboradores que no se ajustan a las especificaciones deseadas? Si un colaborador sobresale en su rol, ¿se le “corta la cabeza”? Si no se adapta fácilmente a lo establecido, no acepta sin antes preguntar, sino se resigna a obedecer por el simple hecho de obedecer, ¿puede caer en una tiranía procusteana?
Recordemos que uno de los principales roles y responsabilidades de los colaboradores en comunicación interna es ser proactivos. Y esta proactividad deben buscarla de distintas formas, entre ellas, preguntando aquello que no entienden. Demandando respuestas, consultando los porqués. Por otra parte, los líderes deben catapultar la visión de su grupo, elevar su rendimiento, alzar el espíritu de equipo. Poder motivar, generar identificación, escuchar. Deben poder gestionar el talento en toda su diversidad. Sin lugar a dudas, esto no se logrará intentando encasillar a todos bajo el mismo ideal.
Y aquí, el desafío de toda organización: lo importante no solo es detectar a los colaboradores que sobresalen, sino también (y tal vez más importante) es detectar a aquellos líderes que no quieren dejarlos sobresalir. Son estos los que retrasan años luz a todas las organizaciones.
En este caso, la comunicación interna deberá interceder como Teseo, neutralizando a Procusto para poder asegurar la libertad de los futuros viajeros.