Una fiesta fuera del molde
En nuestra última publicación, repasábamos las oportunidades de comunicación interna que se esconden tras una simple fiesta de fin de año.
Como toda acción de comunicación, es necesario tener en cuenta qué es lo que estamos buscando, considerar a nuestros stakeholders, el presupuesto, etc. Buscamos, entonces, saber primero “qué” queremos que se lleven de la fiesta (además de diversión, claro está), para luego pensar en el “cómo”.
Cuando llegamos a este segundo punto, los más normal es que nos encontremos con múltiples recursos, desde fiestas temáticas hasta la contratación de caricaturistas y organización de juegos o competencias. La buena noticia, es que es posible salirse de la tradicional fiesta: salón + catering + DJ + show. Todo depende de cuáles son esas metas con las que la fiesta es ideada, de la cultura de la organización dada y de la cantidad de colaboradores.
Veamos algunos ejemplos:
- Las fiestas temáticas integran y generan complicidad, además de divertir a los participantes. Casos típicos suelen ser las fiestas de los años ’70 o de los años ’80; una kermese; entregas de premios Oscar o Martín Fierro; fiesta de disfraces; etc.
- Salidas al aire libre: un pequeño viaje o una excursión pueden ser muy motivadores y generar una sensación de reconocimiento en los colaboradores.
- Juegos de integración, de reconocimiento, de trabajo en equipo. Algunos ejemplos: “Búsqueda de tesoro”; “Cadena de favores”; “¿Quién es?” en sus diferentes variantes, con fotos de la infancia, con anécdotas o con fotos mezcladas; trivias con preguntas sobre la cultura e historia organizacional pero también sobre los propios compañeros y líderes de la organización. Descubrir los aspectos personales de la vida de nuestros jefes suele ser muy divertido para todos los participantes.
- Campeonatos que pueden generar competencias amistosas y mucha diversión, desinhiben y generan integración entre colaboradores que no se conocen entre sí: campeonato de paintball, de poolball, de truco, o de romper récords Guinness son algunas de las formas que toman estos campeonatos.
- Actividades de ayuda social, donde en conjunto se realizan prácticas cuyo resultado sea aportar de alguna u otra manera a la sociedad. Estas actividades suelen generar, además de un gran placer por el sentimiento de “granito de arena aportado”, una alta cuota de integración, y suelen ser actividades ideales para el trabajo en equipo y la interrelación de las áreas, donde además la pirámide organizacional se desdibuja y deja de haber roles individuales para pasar a realizar un trabajo de equipo. Algunos ejemplos pueden ser el armado o reparación de juguetes, la confección o pintado de muebles (para escuelas u organizaciones sin fines de lucro), construir viviendas sociales, etc.
- Contratación de shows y artistas para darle tono al tema de la fiesta o distender el ambiente, ofreciendo caricaturas de todos los asistentes, por ejemplo.
- Video de fin de año (ver “¿Y por qué no hacemos un video?”). Es un excelente recurso de integración, motivación o reconocimiento.
- Acciones no tradicionales que transmiten la esencia de la compañía: mosaicos gigantes, grafitis, esculturas de materiales reciclables y otras creaciones preparadas especialmente para la ocasión pueden ser una buena alternativa. Si son realizadas con la colaboración de los integrantes de la compañía, tanto mejor.
Si hubiere dispersión geográfica y la fiesta se realizara en distintos puntos del país, es importante que la presencia de los número uno esté en cada uno de esos eventos (idealmente en forma presencial, pero si no a través de videoconferencias).
Ya sea utilizando alguno de estos recursos, una combinación de varios o cualquier otro, las fiestas de fin de año son un mundo de posibilidades. Por eso, y para “salirnos de la caja” pensemos si podemos hacer algo diferente. Que no se pierda de vista el objetivo que se quiere lograr con el evento en cuestión y ¡que siga la fiesta!