¿Crisis sanitaria = crisis de liderazgo?
En medio de esta crisis sanitaria y prontamente económica, quienes dirigen las organizaciones, saben que el valor diferencial entre una empresa y otra no está dado por qué tan digitalizados nos encontrábamos previamente o qué tan esencial es nuestro producto o servicio. El verdadero valor lo generan las personas que trabajan para nuestra compañía y, por lo tanto, los mandos de conducción. ¿Pensaban que íbamos a decir algo más novedoso? Lamentamos decepcionarlos. La pandemia cambia muchas cosas, pero no esto.
Profundicemos un poco más en “clave coronavirus”. Estos líderes pueden ser un elemento tanto facilitador como detractor. Después de todo, no por nada se trata de uno de los roles más cuestionados y, a la vez, más expuestos con los rapidísimos cambios que hemos vivido. Lo cierto es que en ninguna formación de liderazgo (si es que estos líderes las han tenido) hay instrucciones sobre cómo comportarse en una pandemia.
Puestos a auto-reflexionar como gestores de la comunicación, la gran pregunta será: ¿la actual crisis sanitaria nos encontró en medio de una crisis de liderazgo? En principio no entremos en pánico. La mirada que solíamos tener sobre las habilidades y competencias de un líder o una lideresa ya no puede ser la misma y quizás no estemos tan mal como pensamos. Así que mejor aboquémonos a analizar qué se necesita hoy del liderazgo en nuestras organizaciones.
1) Orientación a las personas. No importa cuál ha sido históricamente la orientación de nuestra compañía (hacia la tarea, hacia los resultados, etc.) porque hoy no alcanza con ser efectivos: debemos ser afectivos (con empleados, proveedores, clientes, la comunidad). Más allá de cualquier idiosincrasia particular, en toda organización hoy debe imperar la cultura del cuidado (físico y emocional). Tengamos en cuenta que muy probablemente las necesidades sean similares a las de siempre (de seguridad, inclusión, reconocimiento, etc.), aunque tal vez más intensificadas; y, seguramente, lo que habrá cambiado es la forma de satisfacerlas.
2) Resiliencia. Entendida como movimiento, energía, cambio. En este sentido, no se trata de superar la adversidad y el stress, sino de enfrentarlo y efectuar cambios. Es decir, lo equipos no están esperando -de quienes los conducen- la solución perfecta y definitiva, pero sí necesitan ver que están en acción intentándolo. Esto motiva y transmite un mensaje de seguridad.
3) Soporte. Ya no se trata de gestionar personas (responsabilidad que usualmente se le asignaba a mandos de conducción) sino que cada responsable también deberá gestionarse (sus incertidumbres, incomodidad por el cambio, conflictos domésticos, etc.) y ofrecer soporte al resto.Alentando así la responsabilidad individual y la co-construcción de soluciones en equipo.
4) Empowerment. El control debe ceder definitivamente ante el empoderamiento de las personas. Trabajar por objetivos, cada cual a su ritmo y rutina, siempre y cuando resulte colaborativo. Esto requiere, por parte de quienes están al mando, de dos cualidades esenciales: humildad (nadie tiene “la” respuesta, esta surge de la suma de aportes individuales), y comunicación (para que haya fluidez en la circulación de ideas).
5) Diversidad. Hoy, diversidad es la norma. Hoy, más que nunca: “Todos, Todas y Todes”. Tanto cambio, tanta falta de seguridad únicamente puede combatirse con pluralidad de miradas, multiplicidad de talentos y variedad de carismas.
Hasta aquí nuestro modesto top 5 de necesidades de liderazgo que hoy descubrimos y que nos puede ayudar a entender en qué “estado” están nuestros mandos de conducción. Enfatizamos en el “hoy” porque, en este terreno movedizo en el que estamos parados, nada es definitivo aún. Por eso, quizás, el mejor “consejo” es pensarnos como lo que en algún punto somos en estse nuevo contexto: nuevas organizaciones, nuevos liderazgos, nuevos equipos, naciendo a una nueva realidad.
Una nueva empresa o un nuevo equipo, como todo “ser” en crecimiento, necesita que se respeten sus tiempos y sus particularidades para que desarrolle ampliamente su potencial y se adapte de la mejor manera a su medio. La buena noticia es que tenemos todo por descubrir y todo por hacer. Da miedo pero es una oportunidad única e increíble.