Comunicación Interna, ¿qué es?
Cuando decimos “comunicación interna” nos invade una sensación extraña: por un lado sentimos que no hace falta hablar de algo que todos sabemos hacer y por el otro lado encuadramos la palabra en una disciplina tan amplia que no sabemos bien cuáles son los alcances del concepto. Asusta.
Y eso se traslada a las empresas. Mientras quienes lideran muchas áreas y proyectos creen que no hace falta un área de comunicación en la empresa, porque “todos sabemos comunicar”, quien está a cargo del sector mira a su alrededor y piensa “¿por dónde empiezo a encarar todo esto”?
La comunicación se estudia. La comunicación se planifica. La comunicación se organiza. Un plan de comunicación es estratégico y alinea a los diferentes actores con determinados mensajes, canales y momentos para que se logren muchos de los objetivos organizacionales buscados.
La comunicación interna, como lo decimos en Vector C es TODO. Porque expresar algo (con palabras, con una mirada, con un gesto), comunica. Pero no hacerlo también.
“No me contestó el mail que le mandé la semana pasada”. Esta frase puede disparar en quien envió el correo, varias sensaciones y sentimientos encontrados:
- “no le interesó”
- “no sabe usar un ordenador”
- “no tuvo tiempo”
- “no lo entendió”
- “no le llegó”
- “le aburrió”
- “se ofendió por un error de ortografía”
- …y tantas más!
¿Será realmente alguna de estas frases la que se condice con la verdad? Lo mejor es averiguarlo cara a cara, o mediante una llamada telefónica, pero contactando con la otra persona y permitiéndole una pregunta y repregunta.
Es un derecho y una obligación. Mi obligación es hacerme entender y el derecho del otro es que yo le explique hasta que lo entienda.
Tomémoslo como un compromiso. Cada comunicación es un compromiso y genera en el otro impulsos y reacciones que deberíamos poder prever. O al menos intuir.
Conozcamos a nuestro interlocutor (y si no lo hacemos, tratémoslo con la neutralidad y respeto que merece este contacto), encontremos el canal adecuado, pensemos el mensaje, plasmémoslo correctamente, evaluemos efectos contextuales que pueden estar generando interferencias, démosle seguimiento, interpretemos su respuesta, observemos su lenguaje corporal, leamos entre líneas.
Definitivamente comunicar no es fácil. Pero lo bueno es que hay gente con la formación, voluntad, experiencia y conocimientos para asesorarnos y ayudarnos a encaminarla de tal manera que los objetivos de la empresa se consigan.
Es valiente y humilde decir “no sé cómo hacerlo”, “necesito ayuda”, “¿cómo lo harías tú?” y darle la oportunidad al otro de contribuir a nuestra propia mejora. ¡Las aportaciones siempre suman!