ruberducking

Cuack attack

Hoy descubrimos una técnica que está de lo más difundida en el mundo tech, pero que es posible extrapolar y aprovechar en cualquier ámbito y rol laboral. Esto, sobre todo, cuando necesitamos comunicar o dar a conocer temas complejos a un público que no necesariamente maneja todos los aspectos técnicos que el mismo implica. 

Podría servir para un cascadeo al equipo, para un townhall, o, por qué no, para explicarle a la persona responsable de la comunicación interna de la empresa acerca de algún hito o novedad que un área logró y desea compartir con todo el mundo dentro de la organización. La técnica en cuestión se llama rubberducking, o, en términos menos pretenciosos, la técnica del patito de goma.

 

El feedback menos esperado

¿Alguna vez se te ocurrió pedirle a un pato de goma su opinión? Nos jugamos todo a que nunca nadie esperó tener feedback de un objeto inanimado. Y, sin embargo, puede ser un feedback de lo más valioso. Claro que no será un feedback directo (el pato de goma no emitirá sonido alguno —a menos que lo pises y chille). Pero sí nos hará pensar en qué parte de lo que estamos intentando explicarle no está aún demasiado fácil de entender.

La cosa es así: dijimos que la técnica del pato de goma surgió en el mundo tech, más concretamente en el ámbito de la programación. El término tiene origen en el libro The Pragmatic Programmer (el programador pragmático), en el que su protagonista decide cambiar el enfoque para solucionar problemas complejos que encontraba en su código. Para ello, a este programador se le ocurrió explicarle cada línea del código a un patito de goma en un lenguaje natural.

 

Explícamelo como si fuera un pato de goma

Un lenguaje natural es, como podemos intuir, cualquier tipo de lenguaje o forma de comunicación que se da naturalmente entre dos o más personas, de forma colectiva, por el simple uso, hábito, repetición o costumbre, que con el tiempo va mutando de forma espontánea (como un idioma, señas, códigos, símbolos o cualquier otra forma de expresión compartida).

El hecho de salir del lenguaje técnico (de código en el caso de los programadores) para pasar a un lenguaje natural, más llano y comprensible por cualquiera, nos obliga a ordenar nuestro discurso, a explicar el paso a paso, a identificar las causas del problema y, finalmente, a resolverlo. Lo que muchos conocen como la técnica “for dummies”, pero quizá menos insultante.

El hecho de salir del lenguaje técnico para pasar a un lenguaje más llano y comprensible por cualquiera nos obliga a ordenar nuestro discurso.

 

El programador comunicador pragmático

Como dijimos, esta técnica puede ir mucho más allá de la programación. Pensemos en el o la CEO de una empresa teniendo que explicar la estrategia del negocio a los colaboradores, en una organización en la que existen distintos tipos de roles y públicos (administrativos y operarios, por ejemplo). O cuando se reúnen personas de distintas áreas para solucionar un problema en común desde distintas perspectivas. Lo más importante es hacernos entender, reducir lo complejo a los términos más simples posibles sin que se pierda la esencia o el foco de lo que queremos transmitir. El rubberducking, entonces, nos obliga a ir de lo grande a lo más pequeño, a abordar el problema de a partes y a hacerlo de esta manera más abordable. 

Lo más importante es hacernos entender, reducir lo complejo a los términos más simples posibles sin que se pierda la esencia o el foco de lo que queremos transmitir.

En el caso de la comunicación, nos ayuda a practicar, ya que nos obliga a realizar un racconto desde el principio, del paso a paso, a explicar qué objetivos deberíamos perseguir en cada instancia, qué pasos previos deben darse necesariamente y por qué… Incluso en ese racconto previo puede que encontremos algunas discordancias entre lo que estamos haciendo y lo que deberíamos estar haciendo (y a darles solución antes de salir a comunicar la novedad / el proyecto / la estrategia).

 

Los 5 pasos del rubberducking
  1. Consigue un patito de goma, de esos amarillos que los niños usan a la hora del baño y que tan de moda se han puesto en el último tiempo. Cómpralo, tómalo prestado, róbaselo a tu sobrino/a si es necesario. En verdad puede ser cualquier otro objeto inanimado, pero el patito es fiel a la técnica original (y es más simpático).
  2. Ponte frente al patito, cara a cara, muy seriamente, y avísale que a continuación repasarás con él algunos temas importantes, si está de acuerdo. 
  3. En voz alta, paso a paso, enumera y explica en detalle aquellas cuestiones que intentas resolver.
  4. No hará falta que el patito diga nada (ni lo hará), pero tú sabrás si estás preparado o preparada para llevar tu mensaje a tu equipo de trabajo.
  5. Agradécele al patito y manténlo siempre en tu escritorio para futuras urgencias comunicacionales.

 

¿No consigues clarificar tu mensaje? ¿Has probado explicárselo a un pato de goma?