¿Estás on board?
Algunos lo han disfrutado, otros lo habrán padecido. Pero todos hemos tenido algún primer día de trabajo. ¿Recuerdan algo del mismo?
Cuando ingresé a mi primer empleo en comunicación, me asignaron al colaborador más antiguo de todos para el proceso de onboarding. Su rol fue tutorearme por unos días y asegurarse de que me llevara para leer a casa una carpeta enorme con: el código de vestimenta, mini entrevistas personales para “conocer mejor” a mis compañeros de trabajo, manuales con procesos y procedimientos, siglas utilizadas internamente, misión de la empresa…
De a poquito me fui adaptando. Era gente muy amable y divertida, y la empresa era muy joven, pequeña y open minded. Mucho no me costó. Estuve on board al poco tiempo.
Todo muy lindo, pero ¿de qué estamos hablando? Onboarding es un anglicismo que se refiere a la etapa de inducción de los colaboradores cuando recién ingresan a trabajar a una nueva organización. Desde su recibimiento en la empresa, el contacto con su cultura, misión, visión, valores, la presentación con su equipo de trabajo hasta los aspectos específicos de su labor. Se trata de una etapa muy importante, ya que es uno de los primeros contactos de la persona-colaborador con la marca, y las primeras impresiones siempre tienen mucho peso -sabemos que el primer contacto con la marca es el de la persona-consumidora, pero no ingresaron a este blog para leer sobre marketing o publicidad 😉 –
En algunas empresas, el onboarding no es un proceso sino una instancia: en una reunión se juntan los ingresos del mes, y se les explican las principales características de la organización. Aquí, el objetivo es acelerar el proceso de adaptación, dar un “pantallazo general” de la empresa, lograr una integración más orgánica. Se trata más de una comunicación de “una sola vía”. Y el tema termina allí, en una inducción más, como la que se realiza ante cualquier otro proceso.
En otras organizaciones, en cambio, estos procesos pueden durar semanas y hasta meses. ¿Por qué tanto? Porque se involucra a toda la organización (y por este motivo, el rol de Comunicación Interna en tanto “concientizador” de la importancia del proceso es fundamental). Durante este tiempo se busca que el colaborador se comprometa con la institución y logre relacionarse efectivamente con todos los que serán sus interlocutores (no se trata únicamente de una instancia de bienvenida). Es por eso que, durante este período, el nuevo ingreso irá conociendo los procesos, las conexiones y los recursos necesarios para desarrollarse en todo su potencial. Aquí la comunicación es de ida y vuelta, la interacción es total, y el compromiso, más fácil de conseguir.
No es de extrañar, entonces, que sean cada vez más las organizaciones que tienden a hacer del onboarding un proceso más que una instancia: su implementación, además del de la motivación y compromiso que hemos mencionado previamente, trae aparejado otros beneficios como la retención de los empleados y una mayor productividad (como fruto, a su vez, del compromiso generado en primera instancia).
Y en tu empresa, ¿están on board?