Engagement: el despertar de un gigante
Una vez leímos que el engagement es un cheque emocional: un cheque porque, como el sueldo (entre otras cosas) es algo que nos mantiene en la organización para la cual trabajamos. Y emocional porque a este cheque no te lo depositan en ninguna cuenta ni se puede cobrar en el banco. Porque no es algo consciente; es algo que se siente o no se siente. Que pasa por el corazón, que se hace presente en el pecho. Algo similar al orgullo (que se expresa con el pecho inflado). Por eso el engagement y el orgullo están tan relacionados.
Sin embargo (al igual que lo que sucede con los cheques regulares) no encontramos cheques emocionales tan seguido como nos gustaría. ¿Dónde está ese engagement? ¿Hay que crearlo de cero, o está latente en algún rincón profundo de los colaboradores?
Según Carolina Borracchia, autora de It’s a match! Cómo ganar la guerra del talento, “No se trata tanto de crear engagement, sino más bien de despertarlo”*. ¿Pero cuál sería el equivalente de la alarma a las 7 de la mañana, o del vaso de agua en la cara (para los casos más extremos)?
_El engagement está en la organización para la cual trabajamos. En la misión y los valores compartidos. En la forma en la que nos trata y nos hace sentir, y no tanto en los beneficios materiales que esta pueda aportarnos.
_El engagement está en nuestro equipo de liderazgo: en la forma en que nos escuchan y nos valoran, en cómo nos ayudan a crecer y a superarnos, y no tanto en sus conocimientos técnicos.
_El engagement está en nuestro equipo de trabajo, ese que nos hace sentir orgullo y sin el cual no podríamos trabajar de la misma manera, y el motivo por el cual muchas veces no cambiamos de organización, por más que la promesa salarial sea superior.
“No se trata solo de gestionar más beneficios, se trata de ponerle voz a tantos sentimientos positivos que siguen uniendo a tantas personas con las compañías que cada día siguen eligiendo”*, afirma Borracchia.
La comunicación interna, entonces, viene a jugar un rol muy importante. Será la que, junto con el equipo de Recursos Humanos, logre poner en palabras este inconsciente «colectivo». Será el “despertador” del compromiso en nuestra plantilla. La que difunda la misión y la visión corporativa. La que aliente al equipo de líderes a que la prediquen con el ejemplo. La que lo incentive a salir a escuchar. La que cree lazos lo suficientemente fuertes en cada equipo de trabajo, como para retener el talento.
Sabemos que muchas veces es la razón la que guía nuestras decisiones. Pero también sabemos que muchas otras veces, son los sentimientos los que determinan nuestro accionar, los que nos hacen sentir esos impulsos de actuar de determinada manera y no de otra. Nuestros cheques emocionales, una moneda de cambio tan válida como cualquier otro beneficio económico.
*Fuente: Guía RH edición 2016