Los números están sobrevalorados
“No necesito saber que volverás a estar en línea después de la cena. No necesito saber por qué no puedes viajar un domingo. No necesito saber por qué no quieres cenar conmigo si estoy en tu ciudad un martes por la noche”.
Estas frases no fueron dichas por una pareja, un familiar o un amigo. Y esto es, justamente, lo que las hace tan provocadoras: fueron dichas por “el jefe”, y en este contexto, todo cobra otro sentido. Este jefe, además, agrega:
“Me molesta profundamente cómo hemos infantilizado el lugar de trabajo. Cómo sentimos que tenemos que disculparnos por tener vidas. (…) Estoy igualmente agradecido por la confianza / respeto de mis compañeros, jefes y equipos que me muestran todos los días.
Hace algunos años un colega muy Senior reaccionó con incredulidad ante el hecho de que yo no podía volar con 12 horas de anticipación porque tenía a mis hijos esa noche (y soy un padre soltero. Editar: divorciado). No me sentí ni un poco culpable, lo que -me di cuenta- realmente molestó a dicho colega. Pero sí se sintió horrible. No quiero que nunca te sientas horrible por ser un ser humano”.
Hace solo algunas semanas descubrimos estas palabras en una publicación en Linkedin. Su autor, Ian Sohn, es el presidente de Wunderman Thompson Central y, si bien no lo conocemos de primera mano como líder, basándonos en este texto (y solo en este texto) nos animamos a suponer que es uno bueno. ¿Cómo asumir esto si ni siquiera conocemos los números o resultados que ha logrado su empresa? Fácil: no son lo único que importa, ni siquiera son lo más importante. En síntesis: los números están sobrevalorados.
Antes de que te empieces a agarrar la cabeza y a gritar “¿pero qué estáis diciendo?”, déjanos explicarte nuestro punto de vista. Un líder no solo debe preocuparse por obtener los números sino que también debe hacerlo teniendo en cuenta el bienestar, el respeto y la confianza de sus equipos. Y para esto, queridos amigos, las habilidades de comunicación son imprescindibles. Solo así se conseguirán (y mantendrán) los buenos resultados; caso contrario no podrán sostenerse en el tiempo porque la gente rota, se cansa… renuncia al jefe.
Varios años atrás, el liderazgo se trataba de imponer respeto, impartir órdenes a mansalva, atar cortos a los colaboradores y mantenerlos controlados, con el fin de lograr más ventas, mejores resultados, números más altos… a costa del clima laboral. Y decimos a costa, porque sí, el clima laboral cuesta. Y tal vez su impacto en los números no sea directo ni tan claro, pero existe (y se refleja, por ejemplo, en los altos niveles de rotación o en la baja captación de los mejores talentos). De hecho, este estudio del instituto “Future for work” investigó las principales causas de rotación en distintas organizaciones españolas, y las conclusiones fueron contundentes: las renuncias se deben, en su mayoría, a la relación con los jefes (como dice el dicho: las personas no renuncian a su trabajo, sino a su líder). Puntualmente, los motivos de la “mala relación” se asocian a la falta escucha, de feedback, de respeto y de confianza. Confianza y respeto de los que habla, justamente, Ian Sohn en su publicación. Y que son, junto con la escucha y la empatía, probablemente las habilidades más importantes que se necesitan para ser un buen líder.
Muchas veces, se asciende a alguien a líder de un equipo debido a su gran conocimiento del trabajo o a sus excelentes resultados. Sin embargo, con frecuencia se dejan de lado las habilidades y herramientas “soft” que a todo líder le vendría bien tener en el modelo de trabajo actual, muy relacionadas con la comunicación y con la inteligencia emocional que, en definitiva, hacen mucho por el clima laboral. Porque un jefe que no comunica no potencia su liderazgo. Podemos decir juzgándolo por su publicación en Linkedin que Ian Sohn es un jefe empático: que tiene la capacidad de mirar las cosas desde otra perspectiva y que puede reconocer la emoción de un otro sin emitir juicios (reconocimiento que se da no necesariamente desde lo que se dice, sino a través de los mensajes no verbales, que componen más de 90% de los mensajes emocionales según Goleman*).
El liderazgo actual se construye naturalmente, a través de la confianza en y de los equipos, habilidad imprescindible para lograr el éxito y mejorar la productividad. Un líder que impone temor conseguirá los números. Un líder que confía en su equipo los mantendrá a lo largo del tiempo.
*Goleman, D. (1996). Inteligencia emocional. Barcelona: Kairós.