Magnitud: medir la comunicación interna

Es un intangible. Incluye sensaciones, sentimientos, palabras escritas, palabras orales, lenguaje gestual. ¿Cómo medir la comunicación? Cada vez más, la comunicación sube escalones. En cuanto a importancia estratégica para las organizaciones o en tanto impacto positivo en momentos buenos, de cambios o de crisis. Cuanto más indispensable se torna, más cerca del Directorio aterriza.

Y es cierto que hay muchas empresas (locales, multinacionales) en las que el área de Comunicación Interna se despegó de Recursos Humanos (donde originalmente estaba) o de Marketing y Asuntos Corporativos y pasó a reportar al Comex. Estamos de acuerdo en que los mensajes de Recursos Humanos, de Asuntos Corporativos, de Marketing (¡y de tantas áreas más!) tienen que estar alineados, pero justamente para poder hacer eso, hay que tener una mirada superior, como un par (o más), no como un subordinado.

Si el área de Comunicaciones Internas reporta al Directorio, quiere decir que está reportando a personas que saben analizar e interpretar los números mejor que nadie. Pero no sólo eso: quieren números, aman los números, hablan el lenguaje de los números. Presentarle un Powerpoint o un Prezi con miles de palabras y efectos especiales es hablarle en un lenguaje que preferirían reducir a un simple excel.

Señores y señoras, entonces, no hay opción: tenemos que trasladar a números lo que hacemos y buscar indicadores cercanos a otras disciplinas para que nuestros números no sean «palabras numéricas» sino números propiamente dichos.

Para eso, tenemos que hacer una primera distinción: lo cuantitativo y lo cualitativo. Ambas cosas se pueden medir, pero con un grado de exactitud diferente. Y acá es donde la Dirección va a entender que cuantificar algo que nace de las personas, necesita ser respaldado con información cualitativa.

Lo cuantitativo idealmente debe ser medido previamente a lo cualitativo, para que lo segundo justifique o profundice sobre lo primero. ¿Por qué? Nos ha pasado con algunos clientes que la respuesta 1 de la encuesta X tenía un indicador negativo… ¡simplemente porque no se comprendía la afirmación! (era una mala traducción del inglés). Y eso lo descubrimos en el estudio cualitativo. Si no hubiéramos hecho el estudio cualitativo, no hubiéramos sabido la causa del resultado cuantitativo y hubiéramos sacado conclusiones apresuradas, invirtiendo recursos (tiempo, dinero y personas) en un plan de acción alejado de la verdadera necesidad.

La segunda distinción necesaria es que la encuesta tiene que estar atada a algo más profundo: una metodología. Los elementos de la metodología, desglosados, deben ser relevados en la encuesta para que el informe resultante de esta encuesta nos brinde respuestas a las verdaderas necesidades de la compañía y nos permita hacer un diagnóstico que se pueda comparar con otras empresas del mercado.

Este texto continuará… ¡porque sobre medición (o magnitud, como nos gusta decir en Vector C) hay mucho que contar! Dejamos una definición para que sigan imaginando qué hay detrás de esta gran palabra: Magnitud: tamaño de algo, que representa su importancia. Lo que puede medirse.

¡Hasta la próxima!

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