Gestionar la felicidad
No son muchas las organizaciones que nos sorprenden con puestos extraños o no tradicionales. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, cada vez son más. Poco a poco, comienzan a aparecer en los organigramas gerencias que llaman la atención. Hoy queremos centrarnos en los Gerentes de Felicidad.
La multinacional Open English, el banco chileno BancoEstado Microempresas, la empresa de alpargatas argentina Páez, o la española Habitissimo son solo algunas de las organizaciones que tienen formalizado el puesto. Hace algunos meses, en un artículo publicado en este mismo blog, pudimos conversar con Lidia Nicolau, Gerente de Felicidad de Habitissimo, quien nos amplió un poco el panorama sobre esta posición que tanto llama la atención.
Un CHO (por sus siglas en inglés, Chief Happiness Officer) es el encargado de velar por el bienestar de todos los colaboradores de la organización. Para ello, según Lidia, es necesario actuar en diferentes niveles. Primero hay que trabajar en el desarrollo personal de los colaboradores, como individuos. Es fundamental que la organización les brinde las herramientas y la motivación suficientes para lograr la autonomía (capacitaciones, formación, técnicas), así como un feedback constante sobre su desempeño.
Una vez alcanzado el desarrollo personal, puede pasarse al desarrollo del equipo (porque para que el grupo sea feliz, es necesario previamente tener colaboradores individuales que también lo sean). Allí se trabaja en el nivel de comprensión de que el objetivo común es más importante que el propio, y en ayudar a conseguirlo. La no competencia interna, la agilidad a la hora de interactuar, el aliento a compartir los conocimientos y la información son parte de los roles de un CHO.
Pero, ¿por dónde se empieza a gestionar la felicidad? Por tratarse de un hábito que quiere lograrse en la organización (ser “una empresa feliz”), es necesario comenzar por los Decisores. Como siempre, el apoyo de los líderes será la base para lograr la cultura deseada. Por supuesto que aquí no somos inocentes: siempre habrá resistencias y personas que piensen que gestionar la felicidad “resta tiempo” (ya que implica estar en constante contacto con el equipo, proveer feedback, reconocer los logros; todas actividades fundamentales que no siempre se realizan).
Inculcar estos hábitos en los líderes es entonces el primer paso para gestionar la felicidad. En este panorama, la Comunicación Interna es una aliada absoluta.
Una vez que los Decisores estén on board, es muy importante trabajar las relaciones sociales entre los miembros de la organización, ya que también influyen en esta gestión. Celebraciones conjuntas, trabajo en equipo y team buildings harán que los colaboradores establezcan y mantengan relaciones de calidad, aportando a la cultura de la felicidad de la organización. En este punto, desde la infraestructura de las oficinas también es posible colaborar con la consolidación de estas relaciones: los open spaces son muy útiles para lograrlo.
Al igual que lo que sucede con cualquier área de cualquier empresa, nos pedirán resultados. Afortunadamente, la felicidad también se mide: bastará con considerar los índices de productividad, de rotación o de ausentismo, por mencionar algunos. Si está bien gestionada, los primeros subirán y los otros dos seguramente se mantendrán bajos.
De acuerdo con un estudio del 2016 iOpener Institute (Oxford), los empleados felices permanecen el doble de tiempo en su trabajo en comparación con empresas que no gestionan la felicidad, son hasta un 12% más productivos, tienen un 65% más de energía y su vinculación con la empresa es mayor. En palabras de Daniel López, co fundador y CEO de Balance Life (empresa especializada en el desarrollo y puesta en marcha de programas de formación en hábitos de vida saludable para empresas): “Sabemos que el bienestar físico y emocional de las personas se acaba reflejando en la productividad y la competitividad de las empresas. El modelo del futuro pasa por invertir en programas que pongan a las personas y su felicidad en el centro del modelo empresarial».
Y en tu empresa, ¿cuál será el nivel de felicidad? Por muchas más organizaciones felices, y por mucha Comunicación Interna para lograrlo.