Dos caras de una misma moneda

Empecemos por una cuestión fundamental: toda moneda tiene valor. Mayor o menor, pero lo tiene. Y la comunicación en sí misma también lo tiene. Muchos empresarios están magnificando esta opción y comprobándola con resultados concretos.

Si es interna, la comunicación abarca y planifica todo lo que transcurre dentro de la empresa. Y con todo nos referimos a lo que nuestro reiterativamente nombrado Watzlawick iluminaba en uno de sus axiomas: “Todo comunica”. ¿O acaso que alguien no responda un saludo no nos genera una reacción? ¿Y que la otra parte no conteste un correo? ¿O pedir repetitivamente un cambio en una relación laboral y que nada se modifique? Mientras tanto receptores/as como emisores/as sientan, piensen o hagan algo al respecto, se está comunicando.

Si es externa, las variables no se pueden conocer tan en profundidad (si bien en ambos casos estamos hablando de sujetos y no objetos de estudio), porque las personas involucradas son más (en términos de cantidad) y ya entramos en un mundo que roza lo inabarcable.

Lo cierto es que si de una empresa o compañía se trata, los mensajes que emitimos hacia adentro -idealmente en primera instancia- y (luego) hacia afuera, deben indefectiblemente estar alineados. ¿Alineados entre sí? Por supuesto. Pero por sobre todas las cosas alineados con el objetivo del negocio. Comunicar debe tener una clara intención. Esta intención puede variar levemente según el público al que nos dirigimos. Pero lo que no puede cambiar es el corazón de esa intención, que es el objetivo del negocio.

Comunicar debe tener una clara intención. Esta intención puede variar levemente según el público al que nos dirigimos. Pero lo que no puede cambiar es el corazón de esa intención, que es el objetivo del negocio.

Volvamos al tema del “valor” de la moneda. La cotización de nuestra moneda comunicacional crecerá en la medida en que estén alineadas las estrategias de comunicación interna y externa. En algunas empresas la comunicación interna es un área, que trabaja en conjunto y coordinadamente con el área de comunicación externa, marketing, sustentabilidad, comunicación corporativa, relaciones institucionales….y tantos nombres que les asignamos a quienes comunican “hacia afuera”.

La cotización de nuestra moneda comunicacional crecerá en la medida en que estén alineadas las estrategias de comunicación interna y externa.

No olvidemos que la comunicación interna es una construcción conjunta entre todas las personas que forman parte de una organización. Y cuanto más hagamos participar del proceso a otras áreas (empezando por las de comunicación externa), más efectivo y orientado a resultados será nuestro trabajo. Debería tratarse de algo inclusivo y no sólo integrador. ¡Éxitos!

Dejar un comentario