La Comunicación Interna: un gran “TODO”

Muchas veces, cuando nos consultan de qué trabajamos, recibimos caras extrañas al dar la respuesta: “Comunicación Interna”. Sí, hemos tenido que salir a aclarar que no se trata de conectarse con uno mismo, ni con las emociones propias, ni con mindfulness, ni con yoga. En serio. La pregunta que sigue, entonces, es la siguiente: ¿y qué es, entonces, la Comunicación Interna?

Bueno, disculpas por la ambigüedad de la respuesta, o por pecar de ser demasiado abarcativos, pero… la Comunicación Interna es TODO. Sí, todo, porque todo comunica (hola a nuestro amigo Watzlawick, le mandamos recuerdos). Es imposible la NO comunicación en la empresa. Una silla vacía habla quizás sobre un empleado que faltó a su puesto de trabajo. Un jefe gritando implica, tal vez, falta de empatía (y un obvio enojo). Una palmada en la espalda comunica reconocimiento. Un mail recibido a las 10 de la noche también habla (mucho) sobre la cultura de la organización. De esta manera, el vehículo por el que circulan los mensajes, el contenido de los mismos, el lenguaje corporal, el lugar en el que se produce la comunicación, quién habla, a quién le está hablando y quién está escuchando efectivamente, todo es Comunicación Interna. TODO.

Citando el paper “Del mito a la realidad. Diez desafíos de la Comunicación Interna” de la AAdeCI (2016), Vanina Wild explica en su artículo “La gestión de la Comunicación Interna, una construcción conjunta”:

Las Comunicación Interna (CI) no son sólo palabras, escritas u orales. Se trata más bien de gestos, actitudes, comportamientos, silencios, sonrisas, respuestas, hábitos. La CI es una muestra de respeto hacia la gestión del otro. Es compañerismo. Es poder disfrutar del trabajo diario. Lograr la adhesión a la CI de los integrantes de una compañía tiene que ver con la intención que éstos tengan de estar mejor, de comprender, de querer saber más, involucrarse con determinados temas y sentir, como parte de un proceso, orgullo por los resultados.

De ahí en más, es como con las mamushkas: vamos ingresando en el mundo sensible de la gente, en la experiencia, las sensaciones, los pensamientos y situaciones que cada quien vive en relación con su actividad, sus colegas, el ambiente en el que se desempeña y la compañía como un todo. Porque el mundo tangible de la CI se puede lograr a través de los medios masivos, folletos, revistas, flyers, newsletters y mails, en tanto al mundo sensible se ingresa a través de las relaciones humanas. Claro que tampoco hay que perder de vista que ambos mundos tienen que poder alinearse a un punto en común: el objetivo del negocio.

Pero la Comunicación Interna, además de ser y contemplar ese gran TODO, también es un enorme TO-DO: lo que implica que siempre hay mucho por hacer. Y si bien es cierto que la comunicación fluye naturalmente, sin necesidad de intervención o motivación para que se presente, sí es necesario un equipo encargado de gestionarla correctamente para asegurar la alineación con las necesidades de la organización.

Los colaboradores, claro, son parte del “todo”, pero también pueden serlo del to-do, ya que también tienen roles y responsabilidades comunicacionales independientemente del área en la que se desempeñen (otro tema del que, por supuesto, trataremos más adelante). ¡Bienvenidos a este gran todo de la Comunicación Interna!

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