Vigilancia en comunicación interna

Gran Hermano: empresas que leen las conversaciones de sus colaboradores

En el año 2015, la empresa Gartner realizó una encuesta sobre monitoreo “no tradicional” de las organizaciones hacia las conversaciones de sus colaboradores. En ese entonces, un 30% de los empleadores manifestó realizarlo. Tres años después, en 2018, ese número escaló a un 50% de respuestas positivas. Y se espera que para el 2020, el valor llegue a un 80%. 
Por monitoreo no tradicional nos referimos a la lectura de mensajes privados y públicos (e-mails, chats o posteos en redes sociales empresariales) y al registro de reuniones llevadas a cabo (vía apps tipo “Calendar”) por parte de la empresa hacia sus colaboradores. ¿Es la empresa el nuevo Gran Hermano?
GetApp también realizó encuestas en 2015 y 2019 en Estados Unidos, con resultados similares (una tendencia al crecimiento del “””espionaje””” -con muchas comillas- organizacional). En este caso, la consulta se centró en si los empleadores creían que leer las conversaciones de sus empleados debía ser considerado como invasión de privacidad: mientras que en 2015 un 43% dijo que sí lo consideraba invasivo, en 2019 solo un 10% de los 173 entrevistados se manifestó de igual manera. Puesto en otros términos, significa que un 90% de los empleadores está de acuerdo con monitorear las conversaciones de sus empleados.
Para los empleadores este monitoreo puede ayudar a mejorar la productividad y a controlar temas de compliance (los principales motivos que brindaron como respuesta en la encuesta). Pero del otro lado, para los colaboradores, se siente como algo que invade su espacio personal: el 70% no se siente cómodo sabiendo que la empresa está leyendo sus conversaciones. Tiene cierta lógica, ¿no es cierto?
La vigilancia puede ciertamente aumentar la productividad, pero el costo puede ser la felicidad de los empleados, lo que puede llevar al agotamiento y a la rotación. Los empleados que son observados de cerca son menos propensos a correr riesgos y más propensos a la autocensura. Esta tendencia puede conducir a la pérdida de oportunidades de innovación y, como resultado, a la reducción de las ventajas competitivas” explicó Zach Capers, un analista de GetApp para el medio HR Technologist.
Desde Comunicación Interna siempre buscamos alentar la participación de los colaboradores en los canales de comunicación de la empresa para lograr interacciones (en contraposición a la unidireccionalidad de la emisión), y que adopten las herramientas a disposición para generar grupos de trabajo y canales privados para trabajar online. Entendemos que esto es lo que efectivamente incrementa la productividad y alienta la innovación, y que el monitoreo podría afectar a la confianza y apertura de los colaboradores a adoptar estos vehículos que con tanto esfuerzo promovemos. 
Pero independientemente del debate “productividad sí / productividad no”, existe una pregunta que debemos realizarnos: ¿es esto legal? En algunos países, como España, incluyeron este tipo de dilemas en su legislación, como para que no haya grises o confusiones. Sin embargo no existe una ley en la Argentina que se refiera claramente a si los canales corporativos privados pueden o no ser revisados por la organización. 
De algo estamos seguros: en el caso de hacerlo, la empresa debería tener una comunicación clara al respecto. Qué se estará monitoreando, en qué circunstancias y, principalmente, los motivos por los que se lo está haciendo. Si hay un aporte que puede hacer nuestro sector a este debate, es justamente este: garantizar la transparencia del proceso.