Motivación como política de Comunicación Interna

Captura de pantalla 2014-06-06 a la(s) 14.54.15He leído hace poco este dato interesante “para dar forma a un equipo óptimamente motivado, comprometido, inspirado, e innovador, los líderes deben pasar alrededor de 6 horas por semana interactuando con sus empleados”(“¿Tu gente pasa suficiente tiempo con su jefe?”, de Mark Murphy)
Ahora bien, ¿cualquier tipo de interacción es suficiente? La nota en cuestión recomienda:“la participación en conversaciones que te permiten aprender sobre tu gente, discutir tus metas y solicitar sus grandiosas ideas”, y propone cuatro “conversaciones” para ayudar al líder a comenzar una interacción positiva con los colaboradores.

Por ejemplo:

  • Conversaciones mensuales  de «motivadores y desmotivadores»: “¿Me contás sobre un momento en el último mes en que te sentiste motivado/desmotivado?” “¿Qué te ha frustrado este mes?”
  • Conocer las metas de crecimiento de tus empleados: “¿En qué te gustaría mejorar el próximo mes?”
  • Encontrar oportunidades para reforzar positivamente a tus empleados: «¿Cuál fue tu momento de mayor orgullo el pasado mes?»

Es cierto que un buen líder tiene que poseer y entrenar constantemente sus habilidades de comunicación y motivación. De estas habilidades y del tiempo de calidad que invierta en desarrollar a sus colaboradores, depende en gran medida la motivación de los mismos.
Sin embargo, aquí es pertinente una distinción. Por un lado, las habilidades de liderazgo y motivación son cruciales. Por otra parte, son importantes las instancias de interacción formal en el marco de una organización. Si estas dos dimensiones se combinan entre sí, logrando sinergia, los resultados serán mucho más sólidos. Un colaborador, entonces, no solo será motivado por el comportamiento de su jefe, sino que es la misma organización que fomentará y dará marco a este desempeño del líder.
Entonces, ¿de qué instancias estamos hablando? Se trata de técnicas de comunicación inmediatas, de interacciones regulares y presenciales: reuniones. Pero una reunión genérica no siempre es una instancia de motivación. Todos hemos participado de reuniones interminables, que parecían estar diseñadas exclusivamente para hacernos perder el tiempo. Por eso es importante que las reuniones sean  temáticas, que tengan un objetivo claro, un foco, una periodicidad pertinente, una agenda preestablecida y la cantidad de participantes acorde. Del objetivo dependerá la cantidad de participantes, el nivel de interacción de éstos, la duración, etc.
Desde reuniones formales masivas, en las que el CEO de la organización comparte el rumbo y el horizonte de la compañía, pasando por reuniones de equipo donde se trabaja el rol de cada colaborador en la cadena de valor, hasta reuniones desestructuradas – café por medio – que permitan profundizar temas de negocio y el lugar de cada uno en el mismo. Se trata de conocerse, conocer al otro, tener conciencia del sentido de su rol, del lugar propio y del de las otras áreas en la trayectoria que nos lleva al «norte» que fijó la compañía. Estos son los motivadores que, sumados a la capacidad de liderazgo y comunicación del líder, convierten a los colaboradores en verdaderos Agentes de Cambio.
La motivación es, también, una política de Comunicación Interna. Y está en manos de todos los integrantes de la compañía vivirla diariamente.
Por Alexandra Bugrova – alexandra.bugrova@vectorc.com.ar

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