House of cards: la política aplicada a las empresas

Quien ha visto algún episodio de esta consagrada serie ya sabe quién es Frank Underwood: ese líder natural, tiránico, que aspira al poder por sobre todas las cosas. Y, si bien su accionar deja más de un cuestionamiento ético y moral, hay unas cuantas enseñanzas que podemos capitalizar. A raíz del estreno de la 4ta temporada de House of Cards, repasamos las mejores frases que el despiadado Frank sentenció a lo largo de los episodios previos a este lanzamiento y que se relacionan directamente con el liderazgo y la gestión de la comunicación interna organizacional.
 
House of cards
“A veces, la mejor manera de ganar el respeto de tus superiores consiste en desafiarlos”.
Cuando los líderes necesitan compartir las comunicaciones oficiales de la empresa (ya sea una novedad respecto de políticas, lanzamientos, etc. o una determinada acción a seguir) una de las formas más usuales de realizar efectivamente esta comunicación es mediante el cascadeo. El mismo, se supone, seguirá los planteos determinados por los decisores, es decir, los número uno de la institución.
La información que los líderes comparten muchas veces sigue la estrategia definida por la cúpula para el resto de la organización. Sin embargo, estas directrices son, a veces, difíciles de comprender, e incluso se sienten caprichosas. Esto no significa que lo sean. Por el contrario, seguramente nuestros jefes conozcan los motivos por los cuales nos están solicitando que realicemos una acción determinada.
Ahora bien, no siempre es necesario “acatar” a ciegas todo lo que se dice. Preguntar los por qué, consultar por el rumbo de la empresa para lograr entender las acciones planteadas puede llegar a ser sano, demostrará tu interés por conocer los objetivos y trabajar en pos de los mismos. Porque solo un colaborador que comprende la meta de la organización será capaz de comprometerse con la misma.
 
House of cards
“Si quieres ganar mi lealtad, deberás ofrecerme la tuya en retorno”.
La lealtad de los colaboradores es un enorme activo de la organización, quizá uno de los más importantes. Es por eso que, cada vez más, las organizaciones invierten mayores esfuerzos en retener al talento.
Un empleado estará comprometido con la organización y con lo que hace cuando los objetivos de la organización estén alineados con sus propios objetivos personales, cuando esté convencido de lo que hace y de por qué lo hace, en resumen, cuando se sienta feliz y pleno en su trabajo. Esta lealtad, a su vez, se verá traducida en una mayor productividad que generará mejores resultados para la organización. Y la empresa, por ende, querrá mantener a dicho trabajador. Para ello, deberá serle leal en retorno; hacerlo sentir parte, darle un sentido de pertenencia, brindarle motivos para que se sienta orgulloso y retribuirlo no solo con los típicos beneficios materiales, sino ayudándolo a lograr sus propias metas, a crecer, a desarrollarse tanto personal como laboralmente. Con este círculo virtuoso es que debe colaborar, entre otras cosas, la comunicación interna de las organizaciones. Las mismas deberán apuntar a comunicar los objetivos, metas, resultados de la organización, pero también deberán encargarse de facilitar que las sensaciones, miedos, desafíos y objetivos de los colaboradores puedan escalar hacia a la cúpula, generando una comunicación bilateral.
 
House of cards
«El poder se parece mucho a la inmobiliaria. Es todo sobre ubicación, ubicación, ubicación. Mientras más cerca estés de la fuente, mayor será el valor de tu propiedad”. 
En comunicación interna no hablamos de poder, pero sí de ubicación: el comunicador debe ser la mano derecha del CEO. Un responsable de comunicación interna deberá tener los lineamientos empresariales de primera mano para poder interpretarlos de manera correcta y luego traducirlos en mensajes y acciones adecuadas para llegar a sus diferentes audiencias.
Si el CEO vela por los objetivos organizacionales, será indispensable poder comunicarlos en tiempo y forma. Y, en este sentido, el encargado de la comunicación interna será su aliado, para poder planificar la mejor forma de bajar dichas comunicaciones de una forma convincente, que explique los motivos, que muestre un horizonte y que por ende, convenza y comprometa.
No basta con que el líder sepa comunicarse. Se trata de lograr que lo que está queriendo decir pueda circular por todos los estratos de la empresa, que el mensaje llegue desde el primer al último empleado, que penetre, que logre ser internalizado y en consecuencia, traducido a las acciones deseadas. Y para eso, el encargado de comunicación interna deberá ser su mano derecha.
 
House of cards
“Hay muchas cosas sagradas a las que les tengo respeto, las reglas no están entre ellas”. 
Toda organización debe tener sus propias reglas internas. Sin ciertas pautas, la misma se encaminaría indudablemente al caos. Sin embargo, romper con ese orden establecido no debe ser visto como un pecado, sino que puede dar un golpe de aire fresco a cualquier organización. De hecho, la burocracia de una empresa es muchas veces un enorme impedimento para alcanzar ciertos objetivos.
Quebrantar el statu-quo, entonces, puede ser una buena idea siempre que este accionar se lleve adelante en forma responsable (que haya un porqué válido y justificable), e incluso podría llegar a fomentarse desde la comunicación interna por medio de iniciativas que alienten el protagonismo responsable. Dependerá de cada uno saber qué reglas es posible “doblar” estimulando la creatividad y la innovación en pos del bien común del lugar para el que trabajan. Porque, si bien no todas, muchas de estas imposiciones son negociables, y si se logra convencer al otro de que lo que se persigue es un fin superador, seguramente se obtendrá luz verde para actuar.
Por: Florencia A. Giaquinta
Ejecutiva de cuentas en Vector C y Lic. en Comunicación Social con orientación Institucional. Posee una amplia trayectoria  trabajando en consultoría y es especialista en Comunicación Interna. Su pasión: leer y viajar, el orden es indistinto.
ar.linkedin.com/in/FlorenciaGiaquinta

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