Motivación como política de Comunicación Interna
Hace un tiempo nos hemos cruzado con esta interesante nota de Mark Murphy, Fundador y CEO de Leadership IQ, donde expresa: “para dar forma a un equipo óptimamente motivado, comprometido, inspirado, e innovador, los líderes deben pasar alrededor de 6 horas por semana interactuando con sus empleados”.
Es cierto que un buen líder debe poseer y entrenar constantemente sus habilidades de comunicación y motivación. Gran parte del compromiso de su equipo dependerá de estas habilidades y del tiempo (de calidad) que invierta en el crecimiento de quienes lo conforman.
Pero el líder no está solo en el vacío. Puede aprovechar los marcos de contención que le brinda la organización. Es decir que, por un lado, está su vital capacidad de liderazgo y motivación y, por otro lado, están las instancias de interacción formal preexistentes. Si estas dos dimensiones se combinan entre sí de manera sinérgica los resultados serán mucho más sólidos.
Entonces, ¿de qué instancias estamos hablando? Se trata de las interacciones regulares y presenciales, que se presentan a diario. Desde reuniones formales masivas, en las que el CEO de la organización comparte el rumbo y el horizonte de la compañía, pasando por reuniones de equipo donde se trabaja el rol de cada colaborador en la cadena de valor. Podemos nombrar las reuniones de feedback o las reuniones de desempeño, hasta reuniones desestructuradas (¿café de por medio?) que permitan profundizar temas de negocio y el impacto de cada uno en el mismo.
Se trata de aplicar técnicas de comunicación en los espacios conocidos, de conocerse, de conocer al otro. Es tener conciencia del sentido del propio rol y del de las otras áreas en la trayectoria que nos lleva al “norte” que fijó la compañía. Estos son los aspectos motivadores que, sumados a la capacidad de liderazgo y comunicación del líder, convierten a los colaboradores en verdaderos agentes de cambio.
La motivación es, también, una política de Comunicación Interna. Y nos atrevemos a decir que está en manos de los responsables del área brindar las herramientas adecuadas para que los líderes pueden tomar cartas en el asunto e impulsarla.