Lecciones aprendidas de Game of Thrones

Llegó la octava temporada de Game of Thrones y todos los fanáticos estamos enloquecidos esperando cada domingo para ver un nuevo episodio de lo que será el final de esta gran serie basada en los libros de George R.R. Martin.

Y todo este esfuerzo puesto en estar sentados puntualmente frente a la tv y devorarnos cada capítulo, ¿para qué? ¿Para entretenernos cada domingo durante 8 temporadas? ¿Para saber quién se quedaría con el Trono de Hierro? ¿Para emocionarnos con las sub tramas de amor? ¿Para encariñarnos con los personajes que luego morirían? Sí. Pero también para algo mucho más importante: la saga de Game of Thrones nos dejó varias lecciones que podemos aplicar a nuestra Comunicación Interna.

En el marco de la revolución generada por el creador del libro junto con los productores de la adaptación para HBO, entonces, y como agradecimiento y homenaje a una serie que nos dio (y sigue dándonos) tantas satisfacciones, va este artículo. Atención: ¡contiene spoilers!

 

You know nothing, Jon Snow

Es cierto… todo lo que hoy sabe Jon lo fue aprendiendo en el camino (incluso, continúa enterándose de cosas básicas sobre su familia…). Pero hay algo que sí sabía y supo siempre: tejer alianzas y hacer amigos para toda la vida.

No es necesario tener el conocimiento de todo lo que sucede, es necesario tener los contactos que nos den la información. Lo mismo sucede en Comunicación Interna: es imposible estar al tanto de todo lo que pasa en la empresa sin tener aliados estratégicos en los distintos departamentos. Saber dónde buscar los datos es una parte tan importante del rol del comunicador interno como la de comunicarlos correctamente.

Este problema puede ser solucionado fácilmente a través de una red de voceros o corresponsales internos, eligiendo a un representante de cada sector (idealmente con afinidad por la comunicación) para que nos mantenga informados acerca de las novedades del área de la que forma parte, y detecte los temas noticiables de la misma.

Así que, la próxima vez que te digan que no sabes nada, responde “tal vez no sepa -casi- nada, pero sé quiénes saben”.

 

Tribus y casas rivales

No todas las personas nos llevamos bien. No todos los líderes se entienden. No todas los sectores tienen buena relación. ¿Cómo hacer que una empresa funcione cuando gente muy dispar forma parte de la misma? Mance Rayder se lo dice bien claro a Jon Snow en un episodio de la tercera temporada: “¿Sabes lo que se necesita para unir 90 clanes, la mitad de los cuales quieren masacrar a la otra mitad por un insulto u otro? Hablan siete idiomas distintos en mi ejército. Los Thenns odian a los Hornfoots, los Hornfoots detestan a los clanes de Ice-river, todo el mundo odia a los cavernícolas.  Así que, ¿sabes cómo logré que los idólatras de la luna y los caníbales y los gigantes marchen juntos en el mismo ejército? Les dije que todos moriremos si no llegamos al sur”.

Algo similar sucede cuando Jon intenta convencer a la Nightwatch de que el enemigo no son los salvajes, sino los White Walkers, y posteriormente cuando intenta hacer que todos los aspirantes al trono se unan en esta lucha común (en palabras del Lord Commander: “cuando los Hombres Muertos y cosas peores vengan a cazarnos, ¿crees que importa quién se siente en el Trono de Hierro?”). Algo similar suele suceder frecuentemente en las organizaciones.

Ya sean tribus rivales, reyes enfrentados u operaciones que se lleven mal entre sí, lo importante es lograr un propósito común. Como comentaron nuestros colegas en un artículo de Blog C Argentina, “el área de Comunicación Interna debe conocer el objetivo organizacional, transformarlo a unos pocos objetivos comunicacionales, y hacer lo necesario para transmitirlos a todos los colaboradores, del primero al último. No se trata de salir a comunicar a mansalva, sino de ordenar todos nuestros mensajes detrás de este propósito pensado y consensuado por los líderes de la organización”.

 

Un idioma universal

No importa si hablas alto valyrio, braavosi, lorathi, penthoshi, dothraki, lhazar, asshai’i o todos los anteriores: para comunicarse con los líderes, hay que buscar un idioma que ellos comprendan independientemente de la lengua que se hable en la región en la que hayan nacido. ¿Cuál es entonces la forma más efectiva de comunicarse con los líderes? Tal como a los banqueros de Braavos, háblales en su idioma: los números. Permitir que hablen los números en lugar de -o acompañando a- las palabras (esto es, buscar indicadores para todo lo que hagamos) nos permitirá demostrarles el impacto que tendrá aquello que estemos proponiendo: ¿Cuántos barcos tenemos? ¿Cuántos guerreros? ¿En qué contexto se desarrollará la batalla? ¿Qué tanto oro deberemos gastar en caballos, armamento, tropas? ¿Cuáles son las probabilidades de que salgamos vencedores? Si ajustamos apenas las preguntas (cambiando soldados por colaboradores, barcos por productos por vender, contexto de guerra por contexto empresarial) podríamos estar sentados perfectamente frente al CEO de una empresa intentando responder sus preguntas. Y para ello, deberemos tener los datos que sustenten nuestras respuestas (benchmark de buenas prácticas de otras empresas, estadísticas sobre los canales de comunicación, resultados de la última encuesta de clima, o los KPIs que hayamos definido según el tema que queramos tratar).

 

No lideres solo

Cuando allá por la segunda temporada, veíamos a Robb Stark en el campamento con su mesa, su gran mapa y las distintas piezas que representan a las distintas casas -rivales y amigas-, muchas veces estaba rodeado de sus consejeros y líderes más cercanos (los Kastark, su madre, o los comandantes de las distintas facciones de su ejército).

Cuando Stannis planificaba sus batallas, también se veía rodeado por Melisandre -la Mujer Roja- y por Sir Davos Seaworth.

Cuando lo hacía Daenerys, a su lado encontrábamos a Sir Jorah Mormont, a Sir Davos, a Varys, a Daario Naharis y/o a Tyrion Lannister, dependiendo de la temporada en la que nos encontráramos.

Ninguno de estos comandantes habría ganado ninguna batalla sin la guía, el asesoramiento y el apoyo de las personas que los rodeaban. Trasladado a la gestión de la Comunicación Interna empresarial, podemos hacer un paralelismo con la necesidad de tener a los líderes “on board”, es decir, alineados y de acuerdo con nuestra estrategia comunicacional. Y, para ello, es necesario que sean parte del proceso de planificación. ¿De qué manera? Muchas manos en un plato es mucho garabato, dice la canción infantil. Tal vez sea cierto, pero hay una forma ordenada de hacerlos sentir parte (y que efectivamente lo sean): escucharlos a la hora de definir los focos o mensajes clave que nuestro plan CI tendrá siempre en cuenta a la hora de realizar cualquier tipo de comunicación.

En palabras de Tywin Lannister, “Un rey sabio y joven escucha a sus asesores y presta atención a sus consejos hasta que se hace mayor. Y los reyes más sabios continúan oyéndolos mucho tiempo después”. Si los líderes ven que el plan está alineado con sus necesidades, seguramente nos ayuden a ejecutarlo. Caso contrario, podrían convertirse en “enemigos de la corona”.

 

Winter is coming

Se hacía mucho hincapié en la llegada del invierno a las tierras de George R. R. Martin y con él una época difícil en Winterfell. ¿Y cuál es la mejor manera de enfrentar lo que se viene? La planificación. Si sabemos a qué podemos enfrentarnos, podemos prepararnos para hacerlo de la mejor manera posible para “pasar el invierno”. Somos tantas personas, necesitamos determinados kilos de comida almacenados, gas para calentar tantos litros de agua, leña para “x” cantidad de hogares, además de saber dónde almacenaremos cada cosa, cómo distribuiremos los recursos…

Si hiciéramos un paralelismo con las organizaciones, al igual que en GOT no hay que esperar plácidamente a que llegue el invierno (en nuestro caso, el primer mes del año no solo por la estación climática sino por el momento clave que este implica), sino estar preparados para la llegada del mismo: pensar en aquellas cosas que sabemos que traerá el nuevo año y tener listo el Plan Estratégico de Comunicación Interna para encararlo. Definir cuál será nuestro objetivo, de qué temas estaremos hablando, cómo los orientaremos y por qué vehículos para el cumplimiento de nuestra meta es anticiparnos al futuro. Es ordenarnos para pensar en las mejores formas de actuar. Es nuestra estrategia para enfrentar el invierno que se avecina.

 

Esperamos ansiosos el final de la temporada. Mientras contamos las horas hasta el domingo para disfrutar de un nuevo episodio, esperamos que este material ayude a los amantes de la serie y de la Comunicación Interna a revivir algunos momentos, recordar grandes personajes y analizar la serie a la luz de la vida empresarial.

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